domingo, 24 de septiembre de 2017

Homotekhno

Gerardo hace bien en traer esta cuestión sobre el hombre actual y su dependencia con la tecnología.  Ese fue el origen de la discusión que creó al Um y al Pug, aunque él ya no lo quiera recordar. El homotekhno lo voy a llamar yo, de acuerdo a la versión griega de la palabra.  No hace falta indicar el significado del prefijo homo, sin embargo me detengo en tekhno que tiene un origen en la palabra tejido. Tejido como un producto de la capacidad humana de hacer cosas, aunque, porque no pensarlo también como la capacidad humana de entrelazar cosastekhno es también arte en griego y allí es donde el Diablo se esconde, porque de arte se deprende  artificial.



En fin, que el homo sapiens sapiens fue siempre um homotekhno. El mayor producto que hemos creado, sin embargo, no lo hicimos en el Siglo XXI, sino en un remoto pasado del que ya hemos perdido memoria: es el lenguaje. Nada nos distingue mejor como especie animal que esa capacidad para expresar nuestros sentimientos y pensamientos, que el lenguaje hablado, después el escrito, donde incluyo lo que ahora llamamos Arte,  o sea la pintura, la escultura, la poesía, la música, la dramaturgia. Todo eso es arte o, en griego antiguo, tekhno. Me dirán que el lenguaje fue un producto de la evolución del cerebro humano y no una búsqueda conciente. No estoy seguro, es sólo ver que un niño alejado de la sociedad que no aprende a hablar hasta los 6 o 7 años, nunca más lo conseguirá, para darnos cuenta de que el lenguaje, diferente de comer o caminar, es parte de un aprendizaje que debe comenzar incluso antes de nacer.

Obviamente que eso nos coloca en un stress  permanente entre lo que era y los que será. Ray Bradbury fue un claro ejemplo de las preocupaciones de un adulto criado en las granjas de comienzos del Siglo XX enfrentado a los avances arrolladores de los años '60. Franheit 451 refleja sus miedos frente a la llegada de la TV, ubicua y vacía de contenido en una sociedad que privilegia el estar y sentirse bien a las preocupaciones filosóficas.  ¿Y sin embargo, es más vacío, superficial este hombre del siglo XXI que aquel granjero de inicios del XX? ¿Es más artificial?

Respondo que no a la primera pregunta.  No creo que el hombre actual, en promedio, sea más o menos superficial que su antecesor 100 años antes.

¿Y la segunda pregunta? Puedo responder sin vergüenza que sí, es más artificial, porque es más tecnológico.  Pero eso lo hace menos homo?  Y ahí doy un rotundo no. El hombre ha de seguir siendo hombre en cuanto siga creando nuevas artes y tecnologías, como lo hizo desde el inicio de sus pasos en esta Tierra.  Kubrik inmortalizó esta idea en aquel simio que usa un hueso como arma e impone sus necesidades sobre otros.  Jean-Jacques Annaud lo describió de una forma más poética en su Guerre du Feu, una pareja (¿Adán y Eva?) que enfrentan miedos y se encuentran en el amor, a favor de su comunidad, para traerles el fuego original. El palo, la piedra, la ceniza, la familia, la comunidad.

Después vino la agricultura, e imponerse a las bacterias de los cereales, nada natural en el hombre. La selección artificial de animales y plantas para nuestro provecho.  La rueda, el pan, las bebidas alcohólicas, el bronce, las ciudades, los imperios, las pirámides,  los jeroglíficos, los alfabetos, los politeístas, los números, el cero, la clepsidra, pi, la raíz cuadrada, la moneda, los monoteístas, los números irracionales, la tierra esférica, la astrología, las atronomía, la fílosofía natural, los epiciclos, la medicina, la palanca,  el tornillo, Sócrates, Platón, Aristóteles, el reloj de arena, la Politeia,  Ptolomeo, Nihil Roma Maius, el Derecho, la República, el calendario juliano, los acueductos, los bárbaros, los monasterios, el Papa, la imprenta, Copérnico, América, el calendario gregoriano, Galileo, Descartes, Newton, el cometa Halley, el cálculo, el reloj de péndulo, Kant, la máquina de vapor, el barco a vapor, Maltus, la electricidad, el telescopio, los satélites de Júpiter, los nuevos planetas, las galaxias, el magnetismo, la revolución industrial, Adam Smith, la selección natural, los fósiles, el electromagnetismo, el tren a vapor, Karl Marx, las ondas de radio, los impresionistas, la lámpara eléctrica, el reloj eléctrico, el globo aerostático, el mas-pesado-que-el-aire, los cohetes de Goddard, la Bolsa de Comercio, el automóvil, el tren eléctrico, la radio, la TV, los cohetes, la bomba atómica,el reloj de cuarzo,  Internet, la Web, Facebook, el gps, Blogspot y este humilde ejercicio optimista sobre la civilización.

Michel Onfray cree que el hombre se ha artificializado tanto que perdió su naturaleza humana, que hay una decadencia y que necesariamente habrá un porvenir diferente más sabio (la trilogía: Cosmos, Decadence, Sagesse). Tal vez tenga razón, pero en ese momento no seremos más homo sapiens sapiens u homotekhno. Nos habremos convertido en el Um.

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